Que visitar en a Guardia(Galicia)
La Guardia un pueblo precioso que te sorprenderá si vienes de ruta por Galicia.
En la Guardia te encontrarás un pueblo marinero con un increíble, paisaje maritimo fluvial y montañoso que está en la frontera con Portugal. Aquí te dejo 7 cosas que no puedes perderte si visitas A Guardia.

Monte de Santa Tecla
El monte de Santa Tecla es una elevación de 341 m de altitud situada en el extremo más sudoccidental de Galicia, en el municipio de La Guardia.
Desde la cima de este monte se domina la desembocadura del río Miño, el océano Atlántico y los montes de Portugal y Galicia, por lo que constituye un enclave estratégico habitado desde mucho antes del asentamiento del Castro de Santa Tecla, como atestiguan petroglifos allí encontrados de más de 2000 años de antigüedad.
En él se encuentra la iglesia de Santa Tecla y cercano a la puerta del templo una lápida de piedra con multitud de marcas de cantería, colocada con ocasión del festival de 1979 en honor a los poveiros de Póvoa de Varzim(Portugal). Al parecer, se trata de una reproducción en piedra de la puerta de madera original de la ermita, que contenía esas marcas, es de destacar su similitud con las existentes en iglesias, monasterios, etc. en la Europa medieval.
En él se celebra, en el mes de agosto, la fiesta más importante del lugar, conocida como Fiesta del Monte, declarada de interés turístico.
En este monte no te puedes perder un atardecer o un amanecer de verano con unas vistas impresionantes.


Museo Arqueolóxico Monte Santa Tecla
El museo fue creado por la Sociedad Pro-Monte en el año 1917, ocupando en un principio unos locales en la villa de A Guarda hasta que en 1953 fue trasladado al actual edificio en el propio castro, en la cumbre del monte de Santa Trega, que le da el nombre a ambos.
En lo referente a la datación del castro hay bastante consenso en situarlo entre el siglo I la.C. y el I d.C., por lo menos la época de mayor apogeo del asentamiento. Esta es la cronología de la mayor parte de las piezas que se exponen en el museo, aunque a lo largo de las diferentes campañas de excavaciones en el castro y en el contorno del monte se encontraron piezas de otras épocas: paleolítico, neolítico y edad de bronce, que también se exponen en el museo, y que parecen indicar que esta zona en la desembocadura del Miño ya tenía habitantes desde épocas muy antiguas.
Muíños do Folón e do Picón
Los molinos del Folón y del Picón son un grupo de 60 molinos en cascada, documentados ya en el siglo XVIII. Son un legado característico del rico patrimonio etnográfico de la comarca del Bajo Miño y como tal han sido declarados Bienes de Interés Cultural por la Junta de Galicia.
Se encuentran situados en el municipio de El Rosal, entre los lugares de Martín y Fornelos, en la ladera del monte Campo do Couto, desde el que además se puede observar todo el valle del Rosal, la desembocadura del río Miño y del monte en el que se encuentra el Castro de Santa Tecla.
Los 60 molinos se encuentran divididos en dos tramos que reciben dos nombres diferenciados:
- Los molinos del Folón: 36 construcciones en la vertiente del río Folón.
- Los molinos del Picón: 24 edificaciones en la vertiente del río Picón.
Dentro de los diferentes tipos de molinos existentes, se pueden clasificar como molinos de rodezno o de rueda motriz horizontal, y dentro de estos, en los molinos del Folón y del Picón podemos encontrar tanto molinos de canal (normalmente cubierta en el tramo más inclinado), en los que el agua desemboca justamente en el infierno donde está situado el rodezno; y molinos de cubo o de pozo, que se pueden observar en los tramos con más pendiente de la ruta, donde se almacenaba el agua en los cubos de los molinos superiores e de allí una vez que el molino ya la usara, pasaba al siguiente y así sucesivamente.
La mayoría de ellos tienen una estructura de dos plantas. La inferior es en la que se encuentra la maquinaria sobre la que actúa la fuerza del agua. La planta superior es donde se encuentran las muelas de piedra con las que se muele el grano.
Los molinos más antiguos datan de principios del siglo XVIII, aunque también los hay del siglo XIX. Los más antiguos son los molinos número 11 y 17, datados respectivamente en 1702 y en 1715. Los dinteles, jambas, umbrales y paredes (tanto interiores como exteriores) incluyen numerosos signos de cantero y de los sucesivos propietarios. Entre las marcas y señales existentes, destacan las cruces, que seguramente tendrían una posible función de protección y, al mismo tiempo, delimitadora de la propiedad. Además estas cruces se suelen acompañar de inscripciones u otras marcas, como en el molino número 4, en el que la cruz se acompaña de la leyenda Ave, o del número 21 en el que la cruz se acompaña de un cáliz.
Todos están construidas con piedra y en pendiente junto al río para aprovechar la fuerza motriz del agua. De ellos salía la harina de maíz, pero también la de centeno o la de trigo para el consumo familiar. En el exterior algunos de los molinos se conservan pilas que fueron usadas como abrevaderos y comederos de animales, como es el caso del molino número 5 (que además tiene un cobertizo para las caballerías) o el número 23.
Hoy en día, existe una ruta de senderismo señalada con posibilidad de hacer visitas guiadas gratuitas con el fin de ver y entender el funcionamiento de los molinos.

La playa de A Lamiña
La playa de A Lamiña se ubica en la localidad de Camposancos que pertenece a La Guardia. Lo mejor de su ubicación son las vistas que se encuentra en el límite entre España con Portugal, justo al lado de la desembocadura del río Miño.
Dispone de un amplísimo aparcamiento, y ésta tal vez era la playa más frecuentada por todos los turistas.
Se trata de una playa bastante resguardada pero bastante más pequeña porque tiene 800 metros de longitud.

Castillo de Santa Cruz
El Castillo de Santa Cruz es una fortificación situada en la localidad de La Guardia, provincia de Pontevedra. Está realizada en piedra y forma parte del conjunto de fortalezas transfronterizas del bajo Miño. Fue utilizado como bastión defensivo con motivo de la Guerra de Restauración portuguesa que enfrentó a España con Portugal y terminó con la firma del Tratado de Lisboa (1668). 1
Historia
El castillo se terminó de construir con celeridad por las fuerzas españolas durante la Guerra de Restauración portuguesa (1640-1668) para evitar el avance portugués, utilizando entre otros materiales piedras procedentes de la muralla medieval de la ciudad, fue terminado alrededor de 1664. No obstante fue ocupado en el año 1665 por el ejército portugués, el cual dirigido por João Manso sitió la fortaleza y colocó una serie de minas para abrir brechas en la muralla, logrando la rendición de sus ocupantes después de 8 días de asedio. El fuerte estaba defendido por un tercio de 500 hombres apoyados por 400 vecinos y milicianos. La ocupación portuguesa se extendió hasta 1668, en que fue desalojado por el ejército en cumplimiento del tratado de Lisboa, firmado en ese año, que establecía el cauce del Río Miño como frontera entre ambos países.
Tras caer en desuso y sufrir abandono, pasó a manos privadas en el siglo XIX, siendo destinado a diferentes usos, entre ellos fábrica de embutidos y cerámica. En el año 1995 el recinto fue declarado bien de interés cultural y su titularidad pasó al municipio de La Guardia. Tras ser sometido a un proceso de restauración, fue abierto al público en el año 2013. En la explanada de la fortaleza se ha pretendido crear un jardín botánico, si bien esta iniciativa no ha terminado de ejecutarse, existiendo únicamente algunos árboles, muchos en mal estado, y sin apenas identificación taxonómica.
Castro de Santa Trecla
El castro de Santa Tecla es un castro galaico y un sitio arqueológico que se encuentra en el contorno del monte de Santa Tecla, de 341 metros de altitud, en el extremo más sudoccidental de Galicia, en el municipio de La Guardia es un lugar privilegiado desde el que se domina todo el contorno de la desembocadura del Miño. Pertenece a la cultura castreña, el más emblemático y visitado de los castros gallegos. Fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en el año 1931 y también tiene la consideración de Bien de Interés Cultural. En varias de las piedras del monte se encuentran petroglifos elaborados 2.000 años antes de la ocupación del castro, por lo que, según la tesis mantenida por Antonio de la Peña Santos, director de las últimas campañas de excavaciones sistemáticas en la década de los ochenta, tuvo una ocupación continuada entre los siglos I a. C., al poco de comenzar el proceso de romanización de Galicia, y el siglo I d. C., y a partir de ese momento comenzó un lento proceso de abandono, que bien pudo haber sido interrumpido con reocupaciones esporádicas temporales en época tardorromana.
